Movía los dedos nervioso, mirando a la mujer de blanco, sintiéndose observado y haciendo oídos sordos a aquellos labios que se movían, expulsando palabras que no comprendía. Movía primero el índice, después el corazón y, por último, el anular. A continuación, los tres a la vez. Primero, los de la mano derecha; después, los de […]