Para mi, todo depende es del tipo de texto que queramos leer. Hay lecturas muy densas, que exigen una mayor atención y que, por tanto, demandan un soporte físico que permita su revisión exhaustiva (amen de aquellas que requieren el subrayado de las ideas que mas reclaman nuestra atención). Por otro lado, es preferible reservar el uso de formato electrónico para novelas ligeras o documentos cuya naturaleza no permite la conveniencia de su comercialización. Dos ventajas adicionales que me gustaria senalar respecto al formato electrónico son las siguientes: su caracter ecológico y el que permita consultar de manera casi instantanea el diccionario, tanto en nuestro idioma nativo como en uno extrajero. Ambas ventajas de un atractivo dificil de ignorar. Para finalizar, debo decir que, ciertamente, para bien o para mal, los cambios que vienen con una mayor disponibilidad de soportes para la lectura supondran un aumento significativo en la oferta de lecturas que, creo yo, no debieran significar un peligro para aquellos que nos gusta leer, puesto que la calidad, y no el marketing, se impondra a largo plazo; ya que, en definitiva, siempre sera mas facil escribir novelas que hacer que otros las lean.

«Al tacto del papel no lo sustituye nada»