La escalera conducía al baptisterio interno, secreto, que, largo tiempo atrás, casi inmemorial, permanecía oculto, olvidado por la inactividad de cultos. Con pie cauteloso todo el séquito bajaba los escalones fríos de piedra entonando unos versos, carente de sentido para la mayoría de los que descendían: Olim truncus eran ficulnus, inutile lignum, cum faber, incertus […]