Muchas fueron las horas de caminata bajo aquel lúgubre y frío cielo estrellado. La selva era una bestia que dormitaba en mitad de la noche. Parecía que en cualquier momento se cerraría sobre su víctima como un guante de cuero, dispuesto a arrebatarle el alma al necio que osaba atravesar sus caminos. Sí, cualquier otro […]