Érase una vez un país donde toda la gente creía en las hadas. Un país lejano, perdido en el tiempo, en el que el poder no era patriarcal ni matriarcal, sino omniarcal, es decir, un poder igualitario, sin empoderamientos, sin violencia, sin ideologías… Las creencias religiosas eran personales y no impuestas por ningún Dios ni […]